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Кечуа

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mi nombre es cristian naci el quince de setiembre me gusta la primabera mis frutass fa

Кечуа

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profesora buenos días tenga usted muy buenas tardes mi nombre es sarita katerine reyes castro tengo quince años me gusta la música nada más

Кечуа

profesora buenos días tenga usted muy buenas tardes mi nombre es sarita katerine reyes castro tengo quince años me gusta la música nada mas

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en un lugar no muy lejano cuyo nombre no puedo acordarme por las montañas donde solo el cóndor llegaba y donde hacía mucho frio, vivían los números que todos conocemos: el 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. ellos caminaban solos y estaban contentos porque todos tenían su nombre. un día el número 1 se puso a llorar: - ¿por qué lloras? - le preguntaron el resto de los números. -porque tenemos nombre, pero no tenemos apellido. -es verdad- dijeron todos a la vez. - ¡nos falta el apellido!, ¡nos falta el apellido! los números caminaban, caminaban solos por aquel lugar donde hacía mucho frio pensando y pensando ¿cómo solucionarlo? hasta que de pronto, el número uno dijo: -eh, eh, ya se cual será mi apellido, me llamaré “una unidad”. entonces el 0 dijo: -pues yo me llamaré ”cero unidades” entonces saltó el 2 y dijo yo “dos unidades” y así siguió el tres unidades, cuatro unidades, cinco unidades, seis unidades, siete unidades, ocho unidades y nueve unidades. se dieron cuenta que todos eran de la misma familia y que todos tenían que tener el mismo apellido. pasó un tiempo y aquellos números que eran unidades se sentían muy felices en su tierra donde hacía mucho frio. un día a la una unidad (que era el número 1) se le ocurrió que, si se juntaba con el “cero unidades” para jugar y caminar juntos podía ser muy divertido, así formaron otro número que ya sabes se llamó 10. como le gustó mucho, paso el tiempo y:se unió con otro 1 que estaba solo, para formar el 11, después lo hizo con el 2 y formó el 12 y más tarde formaron el 13, el 14, el 15, el 16, el 17, el 18, el 19.y descubrieron que era muy divertido hacer las cosas de dos en dos. pero como siempre le pasaba al número 1, un día se puso triste y dijo que el 10 no tenía apellido. así que todos los números se pusieron a pensar y pensar, hasta que al mismo 10 se dio cuenta y llamó a los otros: - ya lo tengo. si yo me llamo diez y soy diez cosas, me llamaré “decena” bien-dijeron los otros, pero entonces ¿nos quitamos el apellido unidades cuando estemos juntos? - noooooooooooooooooooooooo. el 10 dijo: -no. yo, por ejemplo, seré una decena y 0 unidades y ¿yo? -dijo el número 11 - ¿cómo me llamaré yo entonces? -muy fácil- explicó el número 10- tú serás una decena y una unidad - y ¿yo? - dijo el 12 que sabía que siempre iba detrás del 11 - tú serás una decena y dos unidades ya sé -dijo el 13- entonces yo seré una decena y tres unidades. -es muy fácil- dijo el 14-yo una decena y cuatro unidades -sí, sí, -dijo el quince- siempre que esté el uno va a ser una decena, porque hay diez cosas juntas y luego, cinco, seis, siete, ocho o nueve unidades. ¡bien! ¡bien! gritaron todos, porque lo habían entendido. y desde entonces en aquel lugar por las montañas más altas donde hacía frío hizo más calor, porque los números habían crecido. las unidades ya sabían cómo convertirse en decenas. y colorín colorado este cuento ha terminado en un lugar no muy lejano cuyo nombre no puedo acordarme por las montañas donde solo el cóndor llegaba y donde hacía mucho frio, vivían los números que todos conocemos: el 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. ellos caminaban solos y estaban contentos porque todos tenían su nombre. un día el número 1 se puso a llorar: - ¿por qué lloras? - le preguntaron el resto de los números. -porque tenemos nombre, pero no tenemos apellido. -es verdad- dijeron todos a la vez. - ¡nos falta el apellido!, ¡nos falta el apellido! los números caminaban, caminaban solos por aquel lugar donde hacía mucho frio pensando y pensando ¿cómo solucionarlo? hasta que de pronto, el número uno dijo: -eh, eh, ya se cual será mi apellido, me llamaré “una unidad”. entonces el 0 dijo: -pues yo me llamaré ”cero unidades” entonces saltó el 2 y dijo yo “dos unidades” y así siguió el tres unidades, cuatro unidades, cinco unidades, seis unidades, siete unidades, ocho unidades y nueve unidades. se dieron cuenta que todos eran de la misma familia y que todos tenían que tener el mismo apellido. pasó un tiempo y aquellos números que eran unidades se sentían muy felices en su tierra donde hacía mucho frio. un día a la una unidad (que era el número 1) se le ocurrió que, si se juntaba con el “cero unidades” para jugar y caminar juntos podía ser muy divertido, así formaron otro número que ya sabes se llamó 10. como le gustó mucho, paso el tiempo y:se unió con otro 1 que estaba solo, para formar el 11, después lo hizo con el 2 y formó el 12 y más tarde formaron el 13, el 14, el 15, el 16, el 17, el 18, el 19.y descubrieron que era muy divertido hacer las cosas de dos en dos. pero como siempre le pasaba al número 1, un día se puso triste y dijo que el 10 no tenía apellido. así que todos los números se pusieron a pensar y pensar, hasta que al mismo 10 se dio cuenta y llamó a los otros: - ya lo tengo. si yo me llamo diez y soy diez cosas, me llamaré “decena” bien-dijeron los otros, pero entonces ¿nos quitamos el apellido unidades cuando estemos juntos? - noooooooooooooooooooooooo. el 10 dijo: -no. yo, por ejemplo, seré una decena y 0 unidades y ¿yo? -dijo el número 11 - ¿cómo me llamaré yo entonces? -muy fácil- explicó el número 10- tú serás una decena y una unidad - y ¿yo? - dijo el 12 que sabía que siempre iba detrás del 11 - tú serás una decena y dos unidades ya sé -dijo el 13- entonces yo seré una decena y tres unidades. -es muy fácil- dijo el 14-yo una decena y cuatro unidades -sí, sí, -dijo el quince- siempre que esté el uno va a ser una decena, porque hay diez cosas juntas y luego, cinco, seis, siete, ocho o nueve unidades. ¡bien! ¡bien! gritaron todos, porque lo habían entendido. y desde entonces en aquel lugar por las montañas más altas donde hacía frío hizo más calor, porque los números habían crecido. las unidades ya sabían cómo convertirse en decenas. y colorín colorado este cuento ha terminado las unidades que llegaron a ser decenas en un lugar no muy lejano cuyo nombre no puedo acordarme por las montañas donde solo el cóndor llegaba y donde hacía mucho frio, vivían los números que todos conocemos: el 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. ellos caminaban solos y estaban contentos porque todos tenían su nombre. un día el número 1 se puso a llorar: - ¿por qué lloras? - le preguntaron el resto de los números. -porque tenemos nombre, pero no tenemos apellido. -es verdad- dijeron todos a la vez. - ¡nos falta el apellido!, ¡nos falta el apellido! los números caminaban, caminaban solos por aquel lugar donde hacía mucho frio pensando y pensando ¿cómo solucionarlo? hasta que de pronto, el número uno dijo: -eh, eh, ya se cual será mi apellido, me llamaré “una unidad”. entonces el 0 dijo: -pues yo me llamaré ”cero unidades” entonces saltó el 2 y dijo yo “dos unidades” y así siguió el tres unidades, cuatro unidades, cinco unidades, seis unidades, siete unidades, ocho unidades y nueve unidades. se dieron cuenta que todos eran de la misma familia y que todos tenían que tener el mismo apellido. pasó un tiempo y aquellos números que eran unidades se sentían muy felices en su tierra donde hacía mucho frio. un día a la una unidad (que era el número 1) se le ocurrió que, si se juntaba con el “cero unidades” para jugar y caminar juntos podía ser muy divertido, así formaron otro número que ya sabes se llamó 10. como le gustó mucho, paso el tiempo y:se unió con otro 1 que estaba solo, para formar el 11, después lo hizo con el 2 y formó el 12 y más tarde formaron el 13, el 14, el 15, el 16, el 17, el 18, el 19.y descubrieron que era muy divertido hacer las cosas de dos en dos. pero como siempre le pasaba al número 1, un día se puso triste y dijo que el 10 no tenía apellido. así que todos los números se pusieron a pensar y pensar, hasta que al mismo 10 se dio cuenta y llamó a los otros: - ya lo tengo. si yo me llamo diez y soy diez cosas, me llamaré “decena” bien-dijeron los otros, pero entonces ¿nos quitamos el apellido unidades cuando estemos juntos? - noooooooooooooooooooooooo. el 10 dijo: -no. yo, por ejemplo, seré una decena y 0 unidades y ¿yo? -dijo el número 11 - ¿cómo me llamaré yo entonces? -muy fácil- explicó el número 10- tú serás una decena y una unidad - y ¿yo? - dijo el 12 que sabía que siempre iba detrás del 11 - tú serás una decena y dos unidades ya sé -dijo el 13- entonces yo seré una decena y tres unidades. -es muy fácil- dijo el 14-yo una decena y cuatro unidades -sí, sí, -dijo el quince- siempre que esté el uno va a ser una decena, porque hay diez cosas juntas y luego, cinco, seis, siete, ocho o nueve unidades. ¡bien! ¡bien! gritaron todos, porque lo habían entendido. y desde entonces en aquel lugar por las montañas más altas donde hacía frío hizo más calor, porque los números habían crecido. las unidades ya sabían cómo convertirse en decenas. y colorín colorado este cuento ha terminado

Кечуа

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