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scodinzolando d'amor!
moviendo la cola en busca de amor

abbaiando e scodinzolando.
que ladraba y movía la cola.

perchè non correte scodinzolando dai russi?
¿por qué no van a lustrar las botas de los rusos?

loro schioccano le dita e tu accorri scodinzolando.
el hombre rompe su dedo y tú saltas y muerdes por él.

ma lui mi viene incontro scodinzolando quando mi vede.
pero sus compañeros salen corriendo para saludarme meneando su cola. solo para verme.

beh, perche' tu non mi vieni incontro scodinzolando?
bueno, ¿por qué no me dices hola en la puerta, meneando tu cola?

non sapevo si potesse far soldi scodinzolando la propria coda!
¿quién imaginaría que moviendo el rabo podías ganar dinero? algunas cosas han tenido que cambiar.

mentre voi stavate scodinzolando qui intorno, noi abbiamo trovato un sospettato.
mientras ustedes paseaban como maricas, nosotros estábamos acorralando a un sospechoso.

lui chiama e tu, come un cane, arrivi scodinzolando e soltanto per farti dare altri calci!
y ahora te llama y vas corriendo como un perrito faldero a que te dé otra patada.

il vecchio leo mi corre in contro, scodinzolando, con la lingua fuori, si rotola come fa sempre.
el viejo leo se apresura para verme, meneando la cola, la lengua afuera, se rueda sobre su espalda como siempre lo hacía.

sono fedeli, ti leccano la faccia, ti si presentano sulla soglia di casa scodinzolando con la loro coda di piume.
no me puedo creer que cueste 50 pavos arreglar una muñeca. pronto será un bebé de verdad.

io sono esausto, e tu arrivi in camera... scodinzolando... con le mie pantofole in una mano ed un martini nell'altra.
estoy agotado y tÚ entras en el dormitorio... meneando la colita... con mis zapatillas en una mano y un martini seco en la otra.

la vecchia laska, che non aveva ancora completamente smaltito la gioia dell’arrivo del padrone, e che era corsa ad abbaiare in cortile, ritornò scodinzolando e portando con sé odor d’aria fresca; si accostò a levin, gli ficcò il muso sotto il braccio, guaendo flebile e chiedendo d’essere carezzata.
la vieja «laska», aún emocionada por el regreso de su dueño, tras recorrer el patio ladrando, volvió, meneando la cola, introdujo la cabeza bajo la mano de levin y, aullando lastimeramente, insistió en que la acariciase.